domingo, 25 de octubre de 2009

El fin no justifica los medios

Esta semana hemos podido confirmar que la violencia es una constante en la historia de la humanidad. Nos hemos formado entre charivari, duelos, infanticidios, brujas, panópticos, ejércitos y rebeldes sin causa. ¿Pero es el ser humano violento por naturaleza?


Sin duda, parece que, al menos, algunos sí lo son. Patológicamente o instintivamente, en una situación de peligro, con lo difícil que resulta establecer cuándo la vida humana corre peligro de verdad y, por lo tanto, cuándo está justificado este tipo de violencia.


Creo que muchos estaríamos de acuerdo en afirmar que hay situaciones en que nos dejaríamos llevar por nuestra naturaleza más salvaje y usaríamos la violencia como método de represión y de castigo ante una amenaza externa. ¿Pero es sólo eso? ¿No tiene la violencia algo de descarga?


A lo largo de la historia, muchos se han sentido atraídos por la lucha como método de liberación. Controlada, esta violencia recibe incluso diversos nombres: boxeo, full-contact, lucha libre, kick-boxing... Nombres de competición, nombres de deporte.


Alguien que teme el dolor físico como yo, nunca entenderá el placer de golpearse hasta sangrar o hasta quedar fuera de combate. Alguien a quien le asusta y duele en un mismo nivel ese dolor ajeno –recordemos, voluntario- no podrá sentarse jamás en una butaca frente a un ring en directo.

Alguien como yo, verá Million Dollar Baby y sentirá miedo por la vida de Mo chuisle; derramará una lágrima cada vez que vea a De Niro romperse en Raging Bull o se tapará los ojos en algun determinado momento de la oscarizada The Wrestler. Alguien como yo verá esas películas con cierto masoquismo, obligada por su cinefília y por unas grandes críticas. Y las verá con sufrimiento y sin entender muy bien por qué las está viendo. ¿Será eso la violencia en el deporte? No saber por qué lo haces, caer, triunfar y acabar derrotado. No puedo creer que se acabe de otra manera.


Muchos creen que los deportes violentos son una forma rápida de ganar dinero, como lo ha sido el ejército durante muchos años. Pero ¿alguien piensa realmente que algún soldado se siente bien al disparar su arma? ¿De verdad alguien es totalmente consciente de lo que está haciendo cuando da un último gancho de derecha?


No quiero dar a entender que los deportistas que practican estas actividades sean unos descerebrados. Lo que digo es que, tal vez, la mayoría de ellos no tuvieron otra alternativa que dedicarse a eso. Me temo que, probablemente, la que expongo sea una perspectiva muy simple –y muy esperanzada por otro lado- de lo que son deportes como el boxeo.

“Hay magia cuando sigues luchando más allá de tu resistencia. La magia de darlo todo por un sueño que nadie más ve a parte de ti.” Million Dollar Baby.


¿Y si no lo veo? ¿Y si hay algo más que pura violencia detrás de todos estos deportes? Evidentemente, todos ellos tienen una técnica detrás. Está claro que puedo admirar esa técnica, ese retroceso para que no te golpeen, esa protección continua. Pero no logro entender el objetivo. Para mí es un caso claro de “El fin NO justifica los medios”, si el fin es entretenerse o practicar deporte y los medios son los puños y las patadas.



Por Andrea Pelayo Herrera

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