domingo, 18 de octubre de 2009

¿Quién es el sexo débil?

¡Qué complicado resulta cuantificar el número de mujeres maltratadas!

En primer lugar, porque no existen cifras históricas de este tipo de violencia. ¿Por qué? Porque hasta hace poco más de quince años, ni siquiera había una expresión en castellano que recogiera lo que era el maltrato. Porque sin ni siquiera una palabra, muchas mujeres maltratadas no eran conscientes de que sufrían "eso". Porque a pesar de la existencia de una expresión (polémica, cómo no), las mujeres maltratadas se caracterizan por estar anuladas psicológicamente por el maltratador hasta el punto de creer que son culpables, que deben recibir ese castigo. Porque el silencio ha sido un gran aliado de estas mujeres hasta hace escasos años. Por desgracia, el silencio sigue siendo un buen compañero, o eso creen algunas de ellas, actualmente.

En segundo lugar, porque jamás podremos estar seguros de que:
a) Todas las mujeres maltratadas denuncien a su torturador.
b) Todas las denuncias por maltrato sean ciertas.

¿Hasta qué punto podemos saber si la violencia de género ha aumentado cuando, precisamente, antes se trataba de un tabú y ahora de un tema sobreexpuesto en los medios de comunicación?

En mi opinión, la violencia contra la mujer es prácticamente incuantificable. Ya no podremos saber si algunas mujeres que murieron años hace años lo hicieron por causas naturales o por una paliza recibida a manos de sus maridos. Lo que sí sabemos es que en 2006 la violencia de género fue la primera causa de muerte en mujeres de entre 15 y 44 años según la OMS. ¡La primera causa!. Pero ¿qué estamos haciendo por acabar con el maltrato a la mujer? Probablemente, sea lo que sea, no es lo suficiente si contamos con una media española de 74 mujeres muertas por año a manos de su pareja o ex pareja.
E insisto, sólo hablamos de muertes. ¿Dónde quedan las palizas que no acaban con la vida de estas personas? ¿Dónde quedan los insultos, las vejaciones, las humillaciones? ¿Dónde están? ¿Cómo se cuentan?

La mujer, como género, se ha rebelado. Sí. Y eso ha causado, a su vez, más denuncias y más maltratos. No cabe duda de que el maltratador se siente tremendamente amenazado por la mujer ahora que la sociedad se manifiesta contra una violencia tan repugnante. ¿Cuál es el sexo débil? ¿Quién necesita el maltrato para marcar su terreno?

Cuesta ponerse en el papel del maltratador y explicar por qué hace lo que hace. Pero también cuesta pensar como una mujer maltratada y decidir por qué calla lo que calla, motivo por el cual nos será prácticamente imposible decir si hay más o menos violencia que antes. Tan sólo podremos averiguarlo el día en que, por fin, el hombre maltratador deje de mostrarse tan débil y luche contra esa naturaleza fascista que le obliga a pegar para que alguien le quiera o le respete. El día en que ninguna mujer tenga que denunciar a su pareja por haberle puesto la mano encima.


P.S. Resulta muy dificil resumir en un puñado de palabras todos los pensamientos que a una le vienen a la cabeza al hablar de la violencia de género. Han sido tantas las noticias, tantas las denuncias, tantas las mujeres maltratadas, tantas las mujeres indignadas....

Tantas... muchas... demasiadas. Cuántos matices ofrecen los adverbios. Y cuántos matices y aclaraciones deberíamos hacer al pensar en este tema.



Por Andrea Pelayo Herrera

No hay comentarios:

Publicar un comentario