domingo, 18 de octubre de 2009

¿Igualdad?

La violencia de género ha existido siempre, aunque el término “violencia de género” sólo exista desde 1993, fruto de la traducción del inglés gender-based violence o gender violence, expresión difundida a raíz del Congreso sobre la Mujer celebrado en Pekín.

Parece que haya más casos por el simple hecho de que es ahora cuando salen a la luz, cosa que antes era impensable. El hecho de que haya más denuncias es la consecuencia de que las mujeres se rebelan contra la violencia estructural. Desde el momento en que la mujer empieza a ganar un peso en la sociedad, que ya no la tiene como una simple ama de casa que se dedica a los hijos y a su marido, y a incorporarse al mundo laboral es cuando los casos de violencia empiezan a oírse más a menudo.

Lo que quizá sí que haya cambiado es la razón por la que un hombre pega a una mujer. Antes, era la manera de recordarle que ella no era nada sin él; las mujeres estaban atadas a sus maridos, que las mantenían económicamente. Hoy, es la manera de avisarla de que quien sigue mandando es él, de avisarla de que, aunque ella trabaje y se pueda mantener sola, ni se le ocurra dejarlo porque entonces las consecuencias serán peores. El maltrato hacia la mujer es la expresión masculina del miedo que tienen los hombres a verse superados por lo que ellos consideran el “sexo débil”. No es general a todos los hombres, y, en cierto modo, la condición de maltratador les viene impuesta por una sociedad que ha sido, es y, probablemente, seguirá siendo, al menos durante un largo tiempo, patriarcal.

Los políticos se enorgullecen de sus esfuerzos para acabar con la violencia de género. El Gobierno de España ha creado el Ministerio de Igualdad, el nombre del ministerio tiene su gracia porque no se puede pretender que hombres y mujeres seamos iguales, porque ni lo somos ni lo seremos jamás (ahí está la gracia). Sin duda todas las mujeres deberíamos estar tremendamente agradecidas porque gracias a esta institución deberían reducirse los casos de muertes por violencia doméstica, lástima que no podamos agradecer nada. Qué pretenden cambiar las instituciones si sus órganos se rigen por estructuras patriarcales, el sexismo es algo inherente a la sociedad y se demuestra en muchos ámbitos (político, deportivo, empresarial…).

No hay más violencia de género que antes, incluso es probable que haya menos, pero el problema de fondo sigue ahí, porque la violencia de género es sólo una manifestación más de que el mundo se sigue viendo a través de los ojos del hombre.
Por Cristina Valenzuela Martín

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