martes, 20 de octubre de 2009

(Re)violencia

Antes de responder a la nueva pregunta que nos ha planteado J.M Perceval, he pasado por este blog para ver la opinión de mis compañeras. Generalmente, aunque tengamos que hacer comentarios del mismo tema, cada una tocará un punto de ese tema que a otra ni se le habrá pasado por la cabeza, eso hará que cada una de nosotras aportemos algo distinto a lo que se nos pide, teniendo distintas visiones de lo mismo. Respecto al tema de esta semana, la violencia de género, nuestras opiniones no pueden ser dispares. Es algo de lo que hemos tratado en muchas ocasiones y de muchas formas distintas, y para no repetirme aportando datos que ya han dado mis compañeras, he decidido quedarme con una idea del texto de cada una de ellas que yo, previamente, había tratado en mi comentario.

Cristina se ha centrado en el hecho de que la violencia de género ha existido siempre, está claro que no es algo nuevo. Aún así, parece que haya aumentado porque es ahora cuando más casos salen a la luz. Eso es debido a que las mujeres se rebelan más contra la violencia estructural. Relacionado con esta idea, Andrea nos plantea una pregunta muy interesante que pone de relieve el papel de los medios de comunicación, la sobreexposición que se hace ahora del tema. Hay una gran cantidad de campañas en contra de los maltratos, algunas más explícitas que otras, y cada día salen en las noticias casos de muertes por maltrato, cosa que hace que algo así ya no nos sorprenda. Es como si estuviéramos acostumbrados a ello, como si ya formara parte de nuestra sociedad. Y eso es lo realmente triste, el hecho de que podamos acostumbrarnos a algo así.

Finalmente, Esther remarca un tema que me parece muy interesante, las falsas denuncias de las mujeres y el ya existente maltrato a los hombres tan poco visto ya que la sociedad, y por tanto las leyes hechas a su medida, no ha querido mantener un concepto de violencia familiar que englobara todos los maltratos que tienen lugar en el seno de una familia, sin distinguir según el sexo de la víctima.

Por Lluïsa Oller

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