domingo, 8 de noviembre de 2009

Perfiles: Pippi se hace mayor

Parece que en suecia son expertos en crear a personajes extravagantes y, porqué no decirlo, raros. Pero todos ellos tienen algo en común, atraen a la sociedad. Primero fue Pippi Långstrump y ahora Lisbeth Salander.
















Es difícil definir a Lisbeth, para ello voy a hacer uso de un párrafo del primer libro, que la describe físicamente:

Tenía veinticuatro años pero aparentaba catorce. Una boca ancha, una nariz pequeña y unos prominentes pómulos le daban cierto aire oriental. Sus movimientos eran rápidos y parecidos a los de una araña; cuando trabajaba en el ordenador sus dedos volaban sobre el teclado. Su cuerpo no era el más indicado para triunfar en los desfiles de moda, pero, bien maquillada, un primer plano de su cara podría haberse colocado en cualquier anuncio publicitario. Lisbeth era pelirroja, pero se había teñido de negro azabache. Solía dar la impresión de que se acababa de levantar tras haber pasado una semana de orgía con una banda de heavy metal.

Me ha parecido oportuno citar este pasaje del libro porqué, gracias a él, identifico en muchos aspectos a Lisbeth Salander con Pippi Långstrump. Como bien se dijo en clase de J.M Perceval, las referencias de Långstrump utilizadas por Larsson en sus libros son notables. Lisbeth es pelirroja, es una chica de apariencia anoréxica pero tiene una gran fuerza e ingenio, viste de manera peculiar, tiene muy pocos amigos (dos o tres contados), es rebelde a todo convencionalismo, tiene un gran espíritu de contradicción y es sueca. Si quitamos la palabra “Lisbeth” de ésta definición bien podríamos estar hablando de Pippi Långstrump. Andrea hace una comparación entre Matilda y Lisbeth, yo la hago con Långstrump, creo que el personaje de Larsson es un popurrí de los personajes más extravagantes que conocemos.

Para mí Lisbeth es capaz de lo mejor y de lo peor. Tiene unos principios muy marcados y no se sale de sus esquemas, lo recuerda todo y a todos los que le hacen daño. Recuerdo muchos momentos en el libro en los que se queda con el nombre de algún personaje para vengarse de él algún día. Su infancia marca, en cierta manera, la desconfianza que tiene en todo el mundo y lo poco comprendida que se siente. Su misión en la vida es sobrevivir a todas las situaciones adversas que se le presentan, y sobrevivir sin ayuda, porque ha estado siempre sola y le da miedo depender de alguien. Es uno de esos personajes que cuanto más raros son, más te gustan y ésa es la gracia de Lisbeth, cuanto más bruta es, más ganas tienes de continuar leyendo.

Por Cristina Valenzuela Martín



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