domingo, 1 de noviembre de 2009

Siete siglos de violencia

Siete siglos. Dicho así cualquiera podría tener la sensación de que es poco tiempo. Siete... siglos. Es decir, 700 años. 255.500 días. 6.132.000 horas. No exagero. ¿Es que alguien, viendo el cuadro de la evolución de la violencia tiene alguna duda sobre si ha existido un sólo día en que la humanidad no se haya odiado?

De la observación del cuadro se desprende alguna otra sensación, más allá de la tristeza y el desasosiego. Aparte del primer pensamiento (¿formo parte yo de esta humanidad violenta?) una piensa que todo, incluída la violencia, tiene un por qué, un motivo detrás que justifique de algún modo tanta batalla.

¿Existe un motivo para derramar tanta sangre? Bien, a lo largo de los siglos parece que los humanos hemos ido inventando excusas para atacarnos los unos a los otros. Entre los siglos XII y XVI, los niños y jóvenes crecían rodeados de violencia, por lo cual no era de extrañar que su comportamiento posterior siguiera este patrón. Tengamos en cuenta que, en este momento, el robo estaba peor visto que el asesinato.

Poco a poco, por suerte, fueron apareciendo figuras como la de Erasmo de Rotterdam que dieron al adjetivo humanidad un sentido intentando civilizar a la población. En este siglo XVI cae toda violencia, tanto el infanticidio, antes aceptado y ahora criminalizado, como el resto de asesinatos, debido, especialmente a los avances de la medicina. ¿Cómo saber si los humanos empezábamos a civilizarnos realmente o era la técnica la que impedía más muertes?

Realmente, la humanidad apuntaba algunos cambios como la reducción de la violencia al 10 por 100000 pero... a la vez, se sucedían actos de control que llegarán hasta nuestro siglo con otras formas. Primero, el control de la sexualidad (sin duda, eje de gran parte de la violencia) y luego, el control estatal con la aparición de la vigilancia policial y su característica represión no tanto sólo a los insurrectos sino a quien se oponga al status quo del Estado.

En todo este proceso de cambio y, de facto, de reducción de la violencia, parece que la educación ha tenido mucho que ver, motivo por el que debería ser el eje central de cualquier gobierno que realmente busque una sociedad civilizada. No obstante, la humanidad jamás ha saciado su sed de violencia y ha necesitado, si no practicarla, leerla, en el siglo XIX con la aparición de los diarios sensacionalistas o en el siglo XX con la novela policiaca , género que siempre encuentra buena acogida. Lo oscuro, lo negro, lo que atañe a los instintos más irracionales del hombre parece que no pasa de moda jamás y siempre encontrará un método de expresión, atractivo a los ojos de las masas.

Por Andrea Pelayo Herrera.

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