domingo, 1 de noviembre de 2009

Violencia ayer, hoy y siempre

Y Méjico se lleva la palma. El país del tequila se sitúa como el más violento del mundo con un porcentaje de 60 casos de violencia por cada 100 mil. Colombia le sigue muy de cerca y, más alejadas de la tabla, encontramos a Rusia y Estados Unidos. Estos países son ahora los que registran un índice de violencia más elevado pero la evolución de la violencia den occidente no siempre ha tenido a estos países como protagonistas.

Entre los siglos XIV y XVI, la violencia era vista como algo necesario e incluso estaba mejor considerada que el robo (hoy esta afirmación sería categorizada por algunos de aberración). No fue hasta el siglo XVI cuando se creó la policía y empezaron a castigarse los asesinatos con la pena de muerte en Francia y Gran Bretaña. También en este periodo encontramos represión sexual, cosa que acentúa los actos violentos. Los siglos XVII y XVIII se caracterizan por el aumento de la violencia hacia las mujeres, en este periodo también encontramos las ya conocidas persecuciones de brujas y la prohibición de danzas y fiestas. Llega un momento en que la violencia se convierte en una cuestión de estado y se empieza a controlar mediante una vigilancia policial más elevada y la educación escolar y militar. En el siglo XIX se categorizan distintos tipos de violencia (nacionalista, anarquista…) y se ejerce dicha violencia en grupos, mayoritariamente. Llegamos al siglo XX, los conceptos de inseguridad y peligrosidad hacen eco en la sociedad y resurgen las bandas en las grandes ciudades, primero americanas, después, europeas y al resto de países mínimamente desarrollados. Con el baby boom se incrementa la violencia, consecuencia lógica: a más personas, más violencia ya que habrá más personas para ejercerla. A continuación tenemos una tabla que relaciona la tenencia de armas con el homicidio, el suicidio y los accidentes en algunos de los países más representativos de violencia en el mundo.

Una vez vista la evolución de la violencia, saco unas cuantas conclusiones de ello: que la violencia ha existido siempre; que violencia y sexualidad están estrechamente ligadas, sobre todo la represión de la sexualidad de un colectivo de la sociedad (la represión genera violencia); que la creación de la policía es un intento, no fructífero, de acabar con la violencia, aunque en países como Méjico haya más violencia en los cuerpos policiales que en la propia población, de lo que deducimos que la policía se ha contagiado de actos violentos; que el Estado ha intentado frenas la espiral violenta pero, como casi todos los mecanismos que pretenden acabar con ella, ha fracasado; que la inseguridad y la marginalidad son conceptos que quizá no existirían sin la violencia; que cada vez se es más violento más pronto y, por último, creo que la violencia es algo inherente a las personas, todos tenemos un “yo violento”. La diferencia es que hay personas que saben controlarlo y personas que no saben o no pueden.

Por Cristina Valenzuela Martín

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